SOBRE DEMOCRACIAS Y POPULISMOS....
Con el discurso que Gloria Álvarez pronunció en noviembre de 2014, la politóloga guatemalteca consiguió más de un millón de visualizaciones en internet y la atención de los medios de comunicación españoles. En apenas 15 minutos, Álvarez desmontó los argumentos del populismo comunista. Fue seis meses después de las elecciones europeas en las que Podemos entró en las instituciones por primera vez, con cinco eurodiputados.
En su intervención en el Parlamento Iberoamericano de la Juventud,
celebrado en Zaragoza, la ahora presentadora de un programa de radio y
de televisión, advirtió de los «salvadores» que utilizan «la
desesperación de la población para ofrecerle una solución rápida a sus
problemas y, en lugar de invitar a la reconciliación, aviva la lucha de
clases».
Los populistas, que tanto éxito han tenido en América
Latina, juegan «con la necesidad de los pueblos para imponer una
dictadura, anulando la dignidad de las personas, porque es una
postergación de la pobreza, de la ignorancia y de mantener a los pueblos
sometidos bajo la ilusión de que solo los bienes materiales son los que
importan a la hora de votar». Este es el discurso completo que
pronunció Álvarez:
«Queridos amigos y compañeros latinoamericanos:
Creo que los
retos que se nos vienen en este primer Parlamento Iberoamericano son
bastante grandes y la propuesta que yo quiero hacer es, retomando la
cátedra que nos acaba de dar el Doctor Florentino, es que desmantelemos
el populismo a través de la tecnología.
Y les voy a explicar por qué.
Ya
el debate de izquierdas y derechas, de hecho, es más utilizado por los
populistas que por las personas que estamos tratando de rescatar las
instituciones.
El populismo (platicando con las personas que hemos
platicado y compartiendo lo que hemos compartido) de lo primero que se
encarga es de desmantelar instituciones poco a poco; de reescribir
constituciones, para poderlas acomodar a los antojos de los diferentes
líderes corruptos que tenemos en Latinoamérica.
El populismo, sin
embargo, no ha llegado ahí por pura casualidad, y también es parte
nuestra no solo denunciar las atrocidades que el populismo comete contra
nuestras instituciones sino también reconocer el pésimo trabajo de los
sistemas gubernamentales, que precedieron y que llevaron a la absoluta
crisis a las personas y a las poblaciones que en desesperación
recurrieron a estos líderes, a veces por vías democráticas, y que, por
lo mismo, justifican su permanencia en el poder.
Por eso mismo
creo que la batalla entre izquierdas y derechas las personas que estamos
en contra del populismo debemos hablar del populismo versus república.
Porque es la república la que realmente garantiza la institucionalidad
del Estado.
Desde los tiempos ancestrales de los griegos, filósofos como Sócrates y Aristóteles, vieron los defectos de la democracia.
¿Y
por qué los vieron? Porque hay tres derechos fundamentales inalienables
a cada uno de nosotros. Nuestra vida, a través de la cual podemos
ejercer nuestros proyectos; nuestra libertad, a través de la cual nos
podemos expresar, podemos comerciar, podemos trabajar, podemos
movilizarnos, acogernos a la creencia que sea de nuestra preferencia y
poder expresar así nuestros sistemas políticos y lo que buscamos de un
gobierno; y por último, nuestra propiedad privada. Y nuestra propiedad
empieza por nuestro cuerpo, por nuestra integridad física. Nuestra
propiedad es el cúmulo de todas las cosas desde el día que nacemos hasta
el día que morimos que nosotros podemos logar.
Estos derechos, sin embargo, pueden existir en cada uno de nosotros sin impedir esos mismos derechos en alguien más.
Ahora,
¿qué pasa con otros derechos? Como por ejemplo: derecho a la salud, a
la educación, a la vestimenta y a una serie de derechos que han sido
exigidos por poblaciones en cada uno de nuestros países y que no han
sido atendidos.
El problema con esos derechos, y que los griegos
lo reconocieron desde entonces, es que necesitan una renuncia previa del
derecho de propiedad de alguien más para poder ser otorgados, y ahí es
donde nuestros gobiernos han fallado.
Porque si bien hablamos de
que todas las poblaciones tienen derecho a estas cosas, nunca queda
estipulado quién debe renunciar a ciertos derechos para otorgar esos
otros. Y de ese malestar es que nuestras poblaciones han decidido
recurrir a los regímenes totalitarios y populistas que hoy vemos.
Independientemente
de nuestras ideologías políticas, seamos liberales o seamos
socialdemócratas, debemos reconocer que ese es un debate que la región
debe tomar. Si vamos a dar derechos, de dónde los vamos a sacar y con
qué recursos se van a pagar.
Porque, si eso no queda establecido,
nuestras poblaciones van a seguir interminablemente viendo en estos
líderes la respuesta y la solución.
Me gustaría retomar lo que
dijo el señor Florentino acerca de su definición de populismo, cuando el
dijo que es el atajo por el cual jugamos con las pasiones, ilusiones e
ideales de la gente para prometer lo que es imposible, aprovechándose de
la miseria de la gente, dejando fuera, absolutamente, toda la razón y
la lógica en la toma de decisiones; juega con la necesidad para
sencillamente imponer una dictadura; juega con la necesidad de nuestros
pueblos.
Y eso fue algo que los griegos previeron desde que
dijeron: hay tres tipos de gobierno. O te gobierna uno, que se llama
monarquía y que puede degenerar en dictadura; o te gobierna un grupo que
se llama aristocracia y que se degenera en una oligarquía, y eso lo
conocemos nosotros en Latinoamérica, porque nuestras aristocracias y
nuestras élites se degeneraron en oligarquías. O tenés una democracia
donde todos gobiernan, que se degenera en una demagogia que es algo que
nosotros también conocemos.
Cuando los griegos vieron estas tres
formas de gobierno, se dieron cuenta que la república era la respuesta,
porque la república daba estas tres institucionalidades. El monarca en
la forma del presidente, la aristocracia en la forma de un parlamento y
la democracia como el vehículo y la vía de comunicación.
Es por
eso que la república anula los vicios de una de las tres formas de
gobierno para agrupar los tres y formar la institucionalidad que el
populismo hoy está destruyendo.
Por eso el llamado que yo quiero proponerles es que desmantelenos el populismo a través de la tecnología.
¿Y
porqué a través de la tecnología? Porque hoy mismo hablamos de que los
cambios que están surgiendo en nuestros países y que están surgiendo con
la tecnología no van acompañados de la educación necesaria.
¿Y
qué pasa si yo empiezo a recibir nuevos insumos, nuevas formas
tecnológicas de comunicarme con el mundo pero al mismo tiempo no me
educo, no tengo prioridades claras?
Y por eso en nuestros
Parlamentos ya no se intercambian ideas; ya la razón y la lógica han
perdido la importancia que deberían de tener; ya no hay un respeto por
el argumento, por dejar afuera las falacias. Y nuestros líderes
populistas anulan toda la razón y toda la lógica de su argumento
levantando pasiones.
Y nosotros también tenemos que levantar una
pasión; una pasión por la educación; una pasión por el intercambio de
ideas; una pasión por el conocimiento, por querer ser personas e
individuos empoderados.
Porque la otra cosa que hace el populismo
es que les anula la dignidad a las personas. Hace sentir que la persona
no es capaz ni digna de gobernar su propia vida y que necesita de un
líder que le maneje absolutamente todo para poder salir adelante.
La definición de Florentino también va acotada a algo que en el movimiento nosotros decimos:
El
populismo ama tanto a los pobres que los multiplica; porque lo que
busca es esa multiplicación de miseria para seguir recibiendo un voto a
través de cualquier objeto material que en ese momento la gente
necesita.
¿Cuál es el reto? ¿Cómo hacemos que una población cuya
Pirámide de Maslow está en lo más bajo vea en la República la respuesta
institucional que necesitan las futuras generaciones para no seguir con
esos ciclos de pobreza?
La admiración que hay en países como el
mío por el régimen cubano o por el régimen venezolano es absurda. Esa
admiración no va guiada por esa razón y ese conocimiento. Muy pocos son
los guatemaltecos que por ejemplo reconocen que en Cuba un ingeniero
civil prefiere trabajar de taxista. Muy pocos son los guatemaltecos, los
centroamericanos, los latinoamericanos en general, que ven en el
régimen chavista las atrocidades y las violaciones a los derechos que se
están cometiendo, porque todo lo que pueden ver es allá hay educación
gratis, allá hay salud gratis.
¡Nada es gratis! Todo viene pagado
de algo, y cuando no hay institucionalidad es cuando empieza la
corrupción, y cuando empieza entonces todo un sistema que va degenerando
esas virtudes.
En el caso de Guatemala tenemos elecciones el
próximo año y desgraciadamente las tres personas que probablemente van a
llegar a la presidencia, los tres candidatos que mejor se perfilan van
por la vía populista, sean de izquierda o sean de derecha. Porque otra
cosa que tenemos que reconocer es que el populismo se ha impregnado en
todas las ideologías.
El mecanismo que los populistas usan es
seguir con ese discurso: "Tú estás mal porque alguien está bien". Y
nosotros lo que tenemos que rescatar es que todos podemos estar bien;
que el hecho de que una persona acumule riqueza no le impide a otra
acumularla. Pero para eso se necesitan instituciones, se necesita
seguridad jurídica, se necesita un estado de derecho, y sobre todo
rescatar en nuestros parlamentos el respeto y la admiración por el
debate de ideas con argumento razón y lógica.
Pero una población
que no tiene educación no va a exigir de sus políticos un debate con
lógica y con razón y con argumentos y va ha ser manipulada fácilmente a
través de las pasiones.
Las herramientas que nos proporciona la era del conocimiento son la clave.
Utilizar
las redes sociales, la tecnología y la facilidad de comunicación que
tenemos con tan solo un clic, entre todo nuestro continente, donde
compartimos idioma, compartimos cultura, compartamos ahora un
intercambio de ideas para llevar y empezar a desmantelar el populismo
como lo que es: una postergación de la pobreza, de la ignorancia y de
mantener a los pueblos sometidos bajo la ilusión de que solo los bienes
materiales son lo que importan a la hora de votar.
Es por esto,
amigos, es que yo les propongo que el día de mañana, cuando firmemos la
Declaración de Zaragoza, todos, como líderes latinoamericanos que somos,
nos comprometamos a desmantelar el populismo utilizando la tecnología y
utilizando como herramienta la República, que es el único sistema que
realmente rescata a las instituciones, basados en la razón, en la lógica
y en los argumentos, y el intercambio de ideas.
Muchas gracias.»
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